sábado, 8 de octubre de 2011

"La Carta Gemlich"

Esta carta fue escrita por Adolph H el 16 de septiembre de ...1919, en esa época el cabo idealista (como era llamado por Hindenburg) recién era un veterano de la Primera Guerra Mundial, trabajaba para la Departamento de Educación y Propaganda y luego para el Comando de Inteligencia de la Reichswehr. En septiembre sería enviado a investigar al predecesor del NSDAP, el Partido Obrero Alemán (DAP). La carta iba dirigida a un tal 'Adolf Gemlich' y fue encontrada en 1945 en los archivos alemanes cerca de Nuremberg por un soldado estadounidense. Ahora está en manos ( o escamas) del muy honorable Centro Wiesenthal y por obvias razones se le dió una amplia cobertura mediática, claro, recurriendo a la manipulación y desinformación -total, los muertos no pueden tener derecho de replica- con frases recurrentes como:

"En 1919 escribió esto. Veintidós años más tarde, se convierte en canciller del Tercer Reich. Acabó a los judíos por completo"

"Escribió que el camino a seguir sería el de los pogromos (linchamientos multitudinarios), en referencia a los ataques de la mafia organizada contra en Rusia y que más tarde, pensó, podrían aplicarse contra los judíos en Alemania."

Y por último...

"Hitler deja en claro que que tenía un objetivo más grande en mente. 'El objetivo final debe ser el exterminio de los judíos', escribió"

¿Una prueba de la manipulación desinformadora de estos nobles personajes? En el original aparece la frase "Entfernung der Juden", la palabra alemana Entfernung viene a significar en castellano como 'expulsión', ellos lo cambian por la palabra 'exterminio'. Tremenda diferencia.

Ante esto, nos vimos en la necesidad de traducir la carta en lugar de confiar la proporcionada por el Centro Wiesenthal. Como leerán a continuación tiene un significado totalmente distinto al que le dió el $istema.

Estimado Señor Gemlich

El peligro que supone hoy en día el judaísmo para nuestro pueblo encuentra su expresión en la innegable aversión de ámplios sectores de nuestro pueblo. La causa de ésta aversión no se debe encontrar en un claro reconocimiento del consciente o inconsciente, sistemático y nocivo efecto de los judíos como una totalidad sobre nuestra nación, esta nace en su mayoría por el contacto personal y de la impresión personal que deja el individuo judío, casi siempre desfavorable. Por ésta razón el anti-semitismo es fácilmente caracterizado como un mero fenómeno emocional. Aún así esto es incorrecto. El anti-semitismo como movimiento político no debe y no puede ser definido por impulsos emocionales, sino por el reconocimiento de los hechos.

Los hechos son éstos: Primero, el judaísmo es absolutamente una raza y no una comunidad religiosa. Incluso los judíos nunca se definen a sí mismos como alemanes judíos, polacos judíos o americanos judíos sino siempre como judíos alemanes, polacos o americanos. Los judíos nunca han adoptado mucho más que la lengua de las naciones extranjeras entre las que viven. Un alemán que por necesidad hace uso del francés en Francia, del italiano en Italia o del chino en China no se convierte así en francés, en italiano o en chino. Es lo mismo con el judío que vive entre nosotros y se ve obligado hacer uso de nuestro idioma. Así no se convierte en alemán. Ni la fe en Moisés, tan importante para la supervivencia de ésta raza, debe establecer la cuestión de si alguien es judío o no judío. Apenas hay una raza cuyos miembros pertenecen exclusivamente a una sola religión definida.

A través de miles de años de cercana endogamia, los judíos han mantenido su raza y sus peculiaridades bastante más íntegras que muchos de los pueblos entre los que han vivido. De ésto deriva el hecho de que entre nosotros vive una raza no alemana y extranjera que ni desea ni es capaz de sacrificar sus características raciales o de negar sus sentimientos, pensamientos y ambiciones. Y como los sentimientos judíos están limitados al ámbito de lo material, sus pensamientos y ambiciones están destinados a ser eso mismo aún más fuertemente. Su danza alrededor del becerro de oro se está convirtiendo en una lucha sin cuartel por todas ésas posesiones que más valoramos en la Tierra.

El valor del individuo ya no se decide por su carácter o por la relevancia de sus logros sino exclusivamente por el tamaño de su fortuna, por su dinero.

La grandeza de una nación ya no va a ser medida por la suma de sus poderes morales y espirituales sino por la riqueza de sus posesiones materiales.

Ésta actitud y lucha por el dinero y el poder y los sentimientos que van con ella permiten al judío ser poco escrupuloso en su elección de medios y despiadado en su uso para sus propios fines. En los estados autocráticos se arrastra delante de la “majestad” de los príncipes y abusa sus favores para convertirse en una sanguijuela del pueblo. En la democracia busca los favores de las masas, se humilla delante de la “majestad del pueblo”, pero sólo reconoce a la majestad del dinero. Mina el carácter del príncipe con adulación bizantina y el orgullo nacional (la fuerza del pueblo) con el desvergonzado y ridículo cultivo del vicio. Su método de batalla es esa opinión pública nunca expresada en la prensa pero sin embargo dirigida y falsificada por ella. Su poder es el poder del dinero que acumula tan fácil e infinitamente en forma de intereses y con los cuales impone un yugo a la nación, yugo que es el más dañino ya que su brillo oculta sus terribles consecuencias.

Todo lo que para los hombres es un bien mayor y digno de ser perseguido, ya sea religión, socialismo o democracia solo es para los judíos un medio, la forma de satisfacer su ánsia por el oro y la dominación.

En sus efectos y consecuencias es como la tuberculosis racial de las naciones.

De todo esto se deduce lo siguiente: El antisemitismo basado únicamente en lo emocional encuentra su última expresión en forma de pogromo. Por el contrario, el antisemitismo racional debe conducir a una lucha sistemática y legal contra y por la erradicación de los privilegios judíos que los distinguen de otros extranjeros que viven entre nosotros. Sin embargo el objetivo final debe ser la irrevocable expulsión de los judíos en general.

Para ambos fines es necesario un gobierno de fuerza nacional, no de debilidad nacional. La República Alemana debe su existencia no a la voluntad unida de nuestro pueblo sino a la turbia explotación de una serie de circunstancias que se expresaron en una profunda y universal insatisfacción. Estas circunstancias, sin embargo, eran independientes de la estructura del Estado y aún hoy están operativas. De hecho más ahora que antes. Por eso una gran parte de nuestro pueblo reconoce que un cambio en la estructura del Estado no puede en sí mismo cambiar nuestra situación. Para ello hará falta un renacimiento de los poderes morales y espirituales de la Nación.

Este renacimiento no puede ser iniciado por un liderazgo estatal de mayorías irresponsables, influenciadas por ciertos dogmas partidarios, una prensa irresponsable o frases y lemas internacionales. En vez de éso requieren la implacable instalación de líderes nacionales con un gran sentido de la responsabilidad.
Pero éstos hechos niegan a la República el soporte interno de las fuerzas espirituales de la nación.

Los líderes actuales de la nación están obligados a buscar el apoyo de aquellos que recibieron los exclusivos beneficios de las nuevas condiciones alemanes y quienes por éste motivo eran la fuerza motriz tras la revolución: los judíos. Incluso aunque, como revelan varias declaraciones de las personalidades líderes, comprenden los peligros del judaísmo, ellos (buscando sus propias ventajas) aceptan el preparado apoyo de los judíos y les devuelven el favor.

Esta compensación no solo consiste en cualquier favor al judaísmo sino por encima de todo en estorbar la lucha del pueblo traicionado contra sus estafadores, es decir la represión del movimiento anti-semita.

Respetuosamente,
Adolf Hitler.

Edición: El Ministerio
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LOS 15 PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DEL MOVIMIENTO NACIONALISTA

1. EL ESPÍRITU TIENE PRE-EMINENCIA SOBRE LA MATERIA

La historia de la civilización humana nos demuestra que no son los recursos naturales y las fuentes de riqueza los factores determinantes del desarrollo de las grandes culturas sino el espíritu de sacrificio del individuo a favor de sus semejantes, que transformó el talento del hombre en una fuerza creadora de cultura y civilización. Es el idealismo que nace del alma humana lo que hace del hombre, según las grandes religiones, la imagen del supremo creador. Por tanto, somos contrarios al materialismo liberal y marxista, que niega el carácter primordial del espíritu y reduce al hombre a un mero ser económico.





2. LA CONCIENCIA DE NACIONALIDAD ES EL MOTOR DE LA CULTURA

Las grandes naciones se forjaron conforme maduró en su gente la conciencia de pertenecer a una comunidad más allá de las familias y los clanes, de ser parte de un pueblo unido por un destino común. No es el territorio geográfico sino la conciencia nacional lo que forja a las naciones. Ahí está el ejemplo de aquellas que, a pesar de no contar con territorios vastos ni ricos, son de existencia milenaria; y de pueblos que por un tiempo fueron desprovistos del control de su tierra y que, sin embargo, lograron subsistir unidos en un solo espíritu. También están aquellas naciones que construyeron grandes imperios y cuyos descendientes hoy viven en el anonimato por no haber conservado esa fuerza creadora. La conciencia de nacionalidad es condición necesaria para la construcción de cualquier ideal de grandeza nacional.





3. LA VOLUNTAD NACIONAL ES CUMPLIR NUESTRO DESTINO HISTÓRICO

Las naciones son entes dotados de una fuerza espiritual propia que parte de la unión de las individualidades que integran su pueblo. De ahí que los nacionalistas las consideremos como algo más que meros productos de la geografía y la historia. Su existencia, en este sentido, no es obra de la casualidad. La nación mexicana tiene, entonces, un destino histórico que cumplir y al cual ha sido llamada en su existencia. Las derrotas sufridas se originaron por nuestra falta de conciencia nacional y la traición de los líderes a esta misión suprema. Nuestras acciones deben ir siempre encaminadas a la recuperación de esa misión nacional, cuyo factor principal es la conservación de la estirpe y la recuperación de su espacio y su libertad.





4. LA HERMANDAD Y EL RESPETO DEBEN IMPERAR ENTRE COMPATRIOTAS

El pueblo mexicano está integrado por elementos raciales y culturales derivados preponderantemente de las etnias indígenas originarias y de los pueblos europeos (principalmente el ibérico). Nos rige, por tanto, el ideal iturbidista de unidad y colaboración entre compatriotas sin discriminación, lo cual motiva a que cada elemento preserve sus características y orgullo propios de su raza. Es una obligación nacionalista el predicar el respeto y la unidad entre compatriotas desterrando de nuestra idiosincrasia el complejo de "vencidos" y de "conquistados", que solo ha servido para inculcar el victimismo y el sometimiento en nuestro pueblo.





5. EL FIN DEL ESTADO ES COADYUVAR AL CUMPLIMIENTO DE LA VOLUNTAD NACIONAL

El Estado no puede ser considerado como una masa de individuos sometida a la autoridad de un gobierno que mantiene el orden y la paz social. Tampoco es en si mismo un "creador" de cultura o civilización sino un depositario de ellas, al servicio del pueblo que las originó en una manifestación de su conciencia nacional. De modo que no puede ser visto como un fin sino como un medio destinado al cumplimiento de la Voluntad Nacional, que se traduce en la preservación de la identidad de su pueblo, la independencia nacional, el establecimiento de formas organizacionales funcionales y la integridad de su territorio.





6. EL ORDEN NATURAL ES LA BASE DEL ORDEN SOCIAL

El ser humano existe como guardián de la naturaleza y no como su gobernante, ya que el mismo ser humano está, en todo momento, sometido a sus leyes eternas, sobre cuya finalidad y origen solo podrán hacerse conjeturas y suposiciones. Son, por tanto, un atentado contra la creación aquellos intentos por contravenir o desafiar las leyes que mantienen el equilibrio en el universo. Es nuestro deber frenar la destrucción del ecosistema natural y denunciar aquellas prácticas sexuales humanas opuestas a los fines dispuestos por la naturaleza en sus sabias leyes.





7. EL ORDEN MORAL PROTEGE LA EXISTENCIA HUMANA

Los valores religiosos entrañan en si conceptos de belleza, de nobleza y de honor. El hecho de que algunos dignatarios religiosos empléen su posición para fines personales o cometan faltas graves no puede justificar un ataque a todo un sistema destinado a fortalecer los mas altos ideales. El propósito real de la moral es de hecho conservar la dignidad y esencia humana de acuerdo al orden natural. La vida natural demuestra que si un mal generalizado no es detenido por la propia especie, el orden natural intervendrá, lo cual ya está ocurriendo hoy en día a consecuencia de la promiscuidad y degeneración de la vida sexual humana. Extirpar, como buscan las ideologías modernas, estos principios del pueblo no hará sino llevar al hombre a su propia extinción.





8. LA PLURALIDAD DE CARACTERÍSTICAS Y CAPACIDADES ES UN PRINCIPIO DE LA NATURALEZA

La naturaleza ha dotado a la creación de gran pluralidad, lo cual se traduce (en cuanto a lo humano) en la existencia de razas y pueblos con características propias. Así mismo, cada persona es única e irrepetible. Por tanto, siempre habrá personas con capacidades mas desarrolladas que otras, que las usarán con propósitos positivos o negativos. Imponer un igualitarismo a ultranza "igualando" la mediocridad con la grandeza o el bien con el mal terminará emparejando a todos al nivel mas bajo. Es la igualdad de oportunidades, en cambio, lo que debe permitir a todos crecer según su talento y esfuerzo en un marco de justicia y ética.





9. LA PROPIEDAD ES INHERENTE A LA ESENCIA HUMANA

Los nacionalistas rechazamos la intención marxista y anarquista de suprimir la propiedad privada por ser contraria al orden de la naturaleza, el cual ha dispuesto la existencia de la propiedad. Por sentido común es evidente que si todo perteneciese a todos, cada quien tomaría todo lo que pudiese y todos pelearían entre sí para defenderlo. De modo que para mantener el derecho de todos, la institución de la propiedad es esencial, pues además el derecho a la propiedad es un incentivo al trabajo y a la obligación como consecuencia de la satisfacción personal que produce. Por tanto, no debe abolirse sino moralizarse para que no se abuse de este derecho y se encuadre dentro del bien común.





10. UNA REVOLUCIÓN NO TRIUNFARÁ SI ANTES NO SE FORMA UN HOMBRE NUEVO

Nuestro país (y el mundo en gran medida) carece de personas con espíritu de auto-sacrificio y voluntad personal suficientes para convertirse en líderes y asumir plenamente la responsabilidad de sus actos. La personalidad es un valor fundamental, pues toda obra inmortal en el campo de la política, la ciencia, el arte, etc. está generalmente ligada a un nombre. Nuestro movimiento y el futuro Estado nacionalista deben alentar el máximo aprovechamiento de los dones y talentos del mexicano, haciendo resurgir en el lo mejor de nuestros orígenes guerreros y creadores.





11. EL PRINCIPIO DE LA JERARQUÍA ES LA VERDADERA DEMOCRACIA

Las grandes creaciones de la humanidad no son fruto de una masa amorfa o de una mayoría que vota sino del genio y la acción de individuos. El llamado "principio democrático" que elimina la responsabilidad de un gobernante al considerarlo un simple ejecutor de la opinión de una mayoría electoral hace del poder público un foco de mediocridad y pequeñéz de espíritu, donde el político siempre se escudará en esa "mayoría" para justificar sus actos. La resurrección de las instituciones nacionales solo será posible si la función pública es puesta en las manos de hombres y mujeres sobresalientes por su talento y altruismo, dispuestos a aceptar la autoridad, la responsabilidad y las consecuencias de sus acciones. El poder público debe dejar de ser un cuerpo de votantes y convertirse en una organización de trabajo.





12. LA ECONOMÍA ES EN SI MISMA UN MEDIO Y NO UN FIN

Consideramos a la economía como un medio al servicio del bien común, lo cual hace necesario romper con el actual sistema que hace prevalecer al dinero sobre el trabajo, condenando a los pueblos del mundo al atraso e impidiendo el desarrollo de una auténtica economía popular. La economía no es el fin del Estado, sino la consecuencia de una formación y nacionalidad sana en los ciudadanos. La economía debe orientarse a las necesidades del pueblo permitiendo al sector productivo participar de la posesión, dirección y utilidades derivadas de la misma. Solo la economía derivada del trabajo honesto puede servir al bien común. De modo que la usura, el agio, el hurto y la especulación deben ser combatidas ferozmente.





13. LA GRANDEZA IMPERIAL ES MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD NACIONAL

México fue construido por guerreros y conquistadores tanto en su pasado prehispánico como en su desarrollo enmarcado en la cultura hispánica. Nacimos a la vida independiente como un Imperio Continental de gran extensión e impregnado del ideal de grandeza forjado durante el glorioso período colonial y que nos destinaba a ser una de las naciones mas importantes del mundo. Enseñar a las nuevas generaciones sobre la grandeza perdida es condición necesaria para restaurar el orgullo nacional, pues no se puede amar lo que no se respeta y respetar lo que no se conoce. Reivindicamos la legitimidad de los Imperios de Iturbide y Maximiliano no por una convicción monárquica sino porque encarnaron las ansias de independencia e identidad propia de nuestro pueblo.





14. LA UNIDAD ES UNA CONDICIÓN NECESARIA PARA EL CAMBIO

La creación de un Estado verdaderamente mexicano que impulse la elevación de la conciencia nacional en nuestra gente y saque a relucir las cualidades de nuestros orígenes ancestrales es mucho mas importante que el iniciar una batalla a favor de una u otra forma externa (monarquía, república, federalismo, centralismo). El renacimiento nacional no provendrá de los partidos del sistema. El nuevo orden no debe fundarse en criterios dinásticos obsoletos, sectarismos religiosos ni en privilegios particulares derivados de los negocios. De igual manera, la oposición de nuestro movimiento unificador a la acción de las sociedades secretas debe ser frontal, pues son el mas fiel reflejo de la división, del egoísmo y de la subversión al servicio de los enemigos de México.





15. LOS HIJOS DE UN PUEBLO CON ORÍGENES COMUNES DEBEN ESTAR UNIDOS BAJO UNA SOLA PATRIA

La extensión verdadera de la nación, tal y como la heredamos de la Madre Patria, fue ganada por los frutos de una colonización y una evangelización. No fuimos el gran pueblo que debimos ser para defenderla pero ahora vivimos en una encrucijada. O luchamos políticamente por lo nuestro o el multiculturalismo capitalista con sede en EE.UU. terminará arrastrando al pueblo hispánico a su destrucción de la misma forma en que está sucediendo con el pueblo anglosajón. El norte del país debe volver al seno de la nación mexicana y no por una razón meramente utilitaria sino porque los hijos de un pueblo con los mismos orígenes deben estar unidos en una sola patria y un liderazgo común.





PATRIA, IMPERIO, SOCIALISMO NACIONAL

(Organización por la Voluntad Nacional)