miércoles, 2 de junio de 2010

El verdadero Juarez.


La pretendida idea heroica y gloriosa que ha existido, y que aún hoy existe sobre el dirigente mexicano Benito Juárez, idea que la Historia oficial de México nos ha vendido e inculcado con gran esmero desde hace más de un siglo, es absolutamente incorrecta.

Parece mentira que aún con tanto material, fuentes e investigaciones serias disponibles, el pueblo mexicano continúe considerando a Benito Juárez como un “héroe”, y no sólo un héroe, sino el más grande héroe que ha tenido México. Esto habla mucho sobre el actual grado de conciencia que posee dicho pueblo.

El Juárez histórico v.s. el Juárez mitológico

Las ideas fundamentales que nos han presentado sobre Juárez son:


-Juárez es un notable ejemplo de esfuerzo y dedicación, ya que de ser un humilde indígena que cuidaba rebaños, llegó por sí mismo a ser presidente del país.
-Ejemplo de intelectualidad superior.
-Él separó a la Iglesia del Estado.
-Él es el autor de las Leyes de Reforma.
Actuó siempre apegado a la ley, la defendió y nunca permitió que la soberanía del país fuese violada.

Veamos ahora qué tan ciertas son estas aseveraciones:

Cuando Juárez llega al poder después de la Guerra de Reforma se encarga de instaurar un gobierno completamente “liberal” y pretendió, lo que 60 años antes se había divisado en la guerra de independencia: "una nación donde todos los individuos fuesen iguales", ideal siempre utópico y fantasioso y más aún en "el país de la desigualdad", como una vez Humboldt llamara a México. Lógicamente muchas comunidades indígenas se opusieron a ese proyecto de nación porque, con gran acierto, no se consideraban mexicanos. Entonces Juárez comenzó una seria represión en contra de estas comunidades. El presidente indio olvidó sus raíces indígenas.

Juárez no demostró jamás estar orgulloso de su origen indígena, al contrario, al parecer se sentía avergonzado pues por desgracia casó a toda su prole con gente de orígenes caucásicos.

En las elecciones presidenciales de 1871, Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Profirio Díaz se presentaron como candidatos, resultando ganador Benito Juárez, aunque con evidentes fraudes electorales, por lo que nunca fue presidente constitucional ni elegido por el pueblo, sino que aprovechó las circunstancias de la guerra. En respuesta, Porfirio Díaz se levantó en armas con el Plan de la Noria para arrojar del poder a Juárez, pero fracasó. Juárez se hizo pasar por presidente durante 11 años (1858-1864 y 1867-1872) sin ningún respeto por la legalidad existente, más que Antonio López de Santa Anna, quien apenas pudo sumar unos seis o siete años de gobierno. Además Juárez salía frecuentemente del país hacia lugares como Panamá, La Habana, Nueva Orleáns, sin permiso del congreso.

Se deshizo de sus enemigos políticos fuera de todo orden constitucional y de guerra y asesinó con toda impunidad. En cinco años, de 1867 a 1872, derramó más sangre a espaldas de la ley que el general Porfirio Díaz en treinta años.

Juárez se cansó de venderle el país a los Estados Unidos. Con el pretexto de reconocerlo como presidente firmó tratados con EE.UU. para que éste tuviera accesos en los pasos de Mazatlán a Matamoros, Nogales a Guaymas y en todo el Istmo de Tehuantepec (de Tabasco a Chiapas), cediéndole esos pasos a la soberanía de los estadounidenses, con permiso de matar, arrestar y poseer tierras, en el nefasto Tratado McLane-Ocampo que no se llevó a cabo por la negativa del senado estadounidense. Juárez también pidió dinero al gobierno de EE.UU. para que, en apoyo a las leyes de reforma, se construyeran campos de concentración con el propósito de internar a militares eclesiásticos y conservadores.

Acosado por Miguel Miramón y preocupado porque los estadounidenses no le prestaban ni un centavo, Juárez y sus esbirros se parapetaron tras las murallas de San Juan de Ulúa, y para fortuna de ellos, los conservadores rechazaron la propuesta de los americanos cuando éstos les ofrecieron 15 millones de dólares por la compra de Baja California, Sonora y Chihuahua, acto seguido enviaron a Lerdo de Tejada como representante liberal ante el embajador norteamericano comunicándoles el deseo de Juárez de que los estadounidenses invadieran México, que se impusiera el idioma inglés y se prohibiera la religión católica, también propuso la “americanización” con la inmigración masiva de norteamericanos e importar oficiales para que enseñaran al ejército mexicano disciplina militar.

Con autorización de Juárez comenzaron a maquinar la idea de hacer de México un “protectorado” estadounidense y concedieron todo lo que éstos pedían a cambio de asistencia económica y militar para la noble causa liberal. Sólo que las gestiones se estancaron momentáneamente ya que James Buchanan, presidente de EE.UU. de ese entonces, no quería protectorados sino territorios mexicanos.

Maximiliano de Habsburgo

Casi todas las acusaciones que se le hicieron a Maximiliano de Habsburgo, podían con la misma facilidad hacérselas a sí mismos Juárez y sus secuaces; pero a Juárez le interesaba demasiado la sentencia de muerte del Emperador. Hasta supo desentenderse de la súplica que le envió el estadounidense William H. Seward pidiendo clemencia para Maximiliano, pero Juárez no mostró ninguna clase de ella con él cuando fue derrotado por las tropas juaristas y fusilado en el Cerro de las Campanas en 1867.

Además de esto, no hay que olvidar que la mayor parte de los liberales se adhirió, con todo el pueblo, a la intervención y al Imperio. Es risible, pues, la estúpida ley del 25 de mayo de 1862, promulgada por Juárez, en que se declara traidores a los intervencionistas y monarquistas, es decir, declaraba prácticamente culpables a todos los mexicanos, puesto que la autoridad de Maximiliano fue reconocida por la gran mayoría del pueblo.

Fue así como los abusos de los liberales trajeron como consecuencia un malestar social que fue uno de los factores más importantes de la Revolución de 1910.

Juárez, el legislador

Juárez, además, inició el periodo no decente de la Historia de México, haciendo gala de ser el hombre de la Ley y la democracia, mientras burlaba el sufragio y la Ley, gobernaba tiránicamente e impedía la educación política del pueblo. Y, por sugerir el principio constantemente latente en su vocabulario de que es “Ley lo que se promulga” (por impopular, injusto e irracional que sea), resulta el primer gran falsificador en el orden jurídico, responsable de que en México, a partir de entonces y contra lo que exige un deber primordial, no se mire con respeto ni a la Ley ni a las autoridades que tan frecuentemente han sido meras falsificaciones.

Juárez fue, finalmente, uno de los principales destructores del rico patrimonio artístico y bibliográfico de México, puesto que el 15 de julio de 1867, cuando regresó a la Ciudad de México, su caravana destruyó obras de arte de diversos artistas como Bartolomé Esteban Murillo, El Greco, Francisco de Zurbarán y otros artistas más, además de que se dedicaba a saquear pueblos y conventos.

Las Leyes de Reforma y la separación entre la Iglesia y el Estado

No fue Juárez el autor de las Leyes de Reforma, éstas fueron dadas en Estados Unidos en 1835 al también francmasón Valentín Gómez Farías, y éstas, tan defendidas y difundidas por el alocado juarismo, no son, a diferencia de lo que comúnmente se piensa, la simple separación de la Iglesia y el Estado, separación que es necesaria y completamente acertada, sino que se fue más allá, promulgando la subordinación total de la Iglesia al Estado, despojándola de sus bienes y libertades.

En realidad, la famosa separación entre Iglesia y Estado fue hecha por Ignacio Comonfort y Lerdo de Tejada, no por Juárez. Juárez sólo firmó la Ley Juárez que suprimía tribunales especiales de militares y eclesiásticos así como la anulación de su fuero.

Juárez, francmasón

Juárez fue ferviente en la práctica masónica. Su nombre se conserva con veneración en diversos ritos. Muchas logias lo han adoptado como un símbolo sagrado, casi una deidad. Prueba de ello es el fastuoso monumento de la Ciudad de México dedicado a Juárez, que fuese construido por los masones mexicanos para honrar eternamente a su dios invicto.


Benemérito de las Américas

Aquí queda demostrado que Benito Juárez es el mexicano más antimexicano que haya dado la historia. Y la masonería mexicana e internacional lo celebra porque comenzó los planes de poder y persecución de sus opositores en México y en Latinoamérica, particularmente los eclesiásticos. Por eso es considerado el "Benemérito de las Américas", no por otra cosa.

"Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz"

Es un hecho ampliamente aceptado que Benito Juárez no sólo pronunció aquella célebre frase, sino que fue original del propio Juárez.

Efectivamente esa frase fue pronunciada por Benito Juárez en un discurso que dio cuando regresó a la ciudad de México el 15 de julio de 1867, después de que Maximiliano fuese fusilado. Sin embargo, la frase no es de su autoría. La frase fue escrita por Immanuel Kant en su obra La Paz Perpetua. Kant era un filósofo a quien Juárez admiraba.


Conclusión

Se nos enseña que Juárez fue un héroe pero fue un típico presidente mexicano. Trató de instaurar su propio concepto personal de nación, reprimió a los pueblos indígenas, expropió los bienes de la Iglesia para que los compraran sus secuaces en el poder, pisoteó la soberanía nacional en beneficio de EE.UU. y todo eso desembocó en la dictadura de Porfirio Díaz. Juárez, el idealista, le tendió la mesa al régimen de clientelismo, represión y liberalismo económico y social que continúa hoy sufriendo México.

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LOS 15 PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DEL MOVIMIENTO NACIONALISTA

1. EL ESPÍRITU TIENE PRE-EMINENCIA SOBRE LA MATERIA

La historia de la civilización humana nos demuestra que no son los recursos naturales y las fuentes de riqueza los factores determinantes del desarrollo de las grandes culturas sino el espíritu de sacrificio del individuo a favor de sus semejantes, que transformó el talento del hombre en una fuerza creadora de cultura y civilización. Es el idealismo que nace del alma humana lo que hace del hombre, según las grandes religiones, la imagen del supremo creador. Por tanto, somos contrarios al materialismo liberal y marxista, que niega el carácter primordial del espíritu y reduce al hombre a un mero ser económico.





2. LA CONCIENCIA DE NACIONALIDAD ES EL MOTOR DE LA CULTURA

Las grandes naciones se forjaron conforme maduró en su gente la conciencia de pertenecer a una comunidad más allá de las familias y los clanes, de ser parte de un pueblo unido por un destino común. No es el territorio geográfico sino la conciencia nacional lo que forja a las naciones. Ahí está el ejemplo de aquellas que, a pesar de no contar con territorios vastos ni ricos, son de existencia milenaria; y de pueblos que por un tiempo fueron desprovistos del control de su tierra y que, sin embargo, lograron subsistir unidos en un solo espíritu. También están aquellas naciones que construyeron grandes imperios y cuyos descendientes hoy viven en el anonimato por no haber conservado esa fuerza creadora. La conciencia de nacionalidad es condición necesaria para la construcción de cualquier ideal de grandeza nacional.





3. LA VOLUNTAD NACIONAL ES CUMPLIR NUESTRO DESTINO HISTÓRICO

Las naciones son entes dotados de una fuerza espiritual propia que parte de la unión de las individualidades que integran su pueblo. De ahí que los nacionalistas las consideremos como algo más que meros productos de la geografía y la historia. Su existencia, en este sentido, no es obra de la casualidad. La nación mexicana tiene, entonces, un destino histórico que cumplir y al cual ha sido llamada en su existencia. Las derrotas sufridas se originaron por nuestra falta de conciencia nacional y la traición de los líderes a esta misión suprema. Nuestras acciones deben ir siempre encaminadas a la recuperación de esa misión nacional, cuyo factor principal es la conservación de la estirpe y la recuperación de su espacio y su libertad.





4. LA HERMANDAD Y EL RESPETO DEBEN IMPERAR ENTRE COMPATRIOTAS

El pueblo mexicano está integrado por elementos raciales y culturales derivados preponderantemente de las etnias indígenas originarias y de los pueblos europeos (principalmente el ibérico). Nos rige, por tanto, el ideal iturbidista de unidad y colaboración entre compatriotas sin discriminación, lo cual motiva a que cada elemento preserve sus características y orgullo propios de su raza. Es una obligación nacionalista el predicar el respeto y la unidad entre compatriotas desterrando de nuestra idiosincrasia el complejo de "vencidos" y de "conquistados", que solo ha servido para inculcar el victimismo y el sometimiento en nuestro pueblo.





5. EL FIN DEL ESTADO ES COADYUVAR AL CUMPLIMIENTO DE LA VOLUNTAD NACIONAL

El Estado no puede ser considerado como una masa de individuos sometida a la autoridad de un gobierno que mantiene el orden y la paz social. Tampoco es en si mismo un "creador" de cultura o civilización sino un depositario de ellas, al servicio del pueblo que las originó en una manifestación de su conciencia nacional. De modo que no puede ser visto como un fin sino como un medio destinado al cumplimiento de la Voluntad Nacional, que se traduce en la preservación de la identidad de su pueblo, la independencia nacional, el establecimiento de formas organizacionales funcionales y la integridad de su territorio.





6. EL ORDEN NATURAL ES LA BASE DEL ORDEN SOCIAL

El ser humano existe como guardián de la naturaleza y no como su gobernante, ya que el mismo ser humano está, en todo momento, sometido a sus leyes eternas, sobre cuya finalidad y origen solo podrán hacerse conjeturas y suposiciones. Son, por tanto, un atentado contra la creación aquellos intentos por contravenir o desafiar las leyes que mantienen el equilibrio en el universo. Es nuestro deber frenar la destrucción del ecosistema natural y denunciar aquellas prácticas sexuales humanas opuestas a los fines dispuestos por la naturaleza en sus sabias leyes.





7. EL ORDEN MORAL PROTEGE LA EXISTENCIA HUMANA

Los valores religiosos entrañan en si conceptos de belleza, de nobleza y de honor. El hecho de que algunos dignatarios religiosos empléen su posición para fines personales o cometan faltas graves no puede justificar un ataque a todo un sistema destinado a fortalecer los mas altos ideales. El propósito real de la moral es de hecho conservar la dignidad y esencia humana de acuerdo al orden natural. La vida natural demuestra que si un mal generalizado no es detenido por la propia especie, el orden natural intervendrá, lo cual ya está ocurriendo hoy en día a consecuencia de la promiscuidad y degeneración de la vida sexual humana. Extirpar, como buscan las ideologías modernas, estos principios del pueblo no hará sino llevar al hombre a su propia extinción.





8. LA PLURALIDAD DE CARACTERÍSTICAS Y CAPACIDADES ES UN PRINCIPIO DE LA NATURALEZA

La naturaleza ha dotado a la creación de gran pluralidad, lo cual se traduce (en cuanto a lo humano) en la existencia de razas y pueblos con características propias. Así mismo, cada persona es única e irrepetible. Por tanto, siempre habrá personas con capacidades mas desarrolladas que otras, que las usarán con propósitos positivos o negativos. Imponer un igualitarismo a ultranza "igualando" la mediocridad con la grandeza o el bien con el mal terminará emparejando a todos al nivel mas bajo. Es la igualdad de oportunidades, en cambio, lo que debe permitir a todos crecer según su talento y esfuerzo en un marco de justicia y ética.





9. LA PROPIEDAD ES INHERENTE A LA ESENCIA HUMANA

Los nacionalistas rechazamos la intención marxista y anarquista de suprimir la propiedad privada por ser contraria al orden de la naturaleza, el cual ha dispuesto la existencia de la propiedad. Por sentido común es evidente que si todo perteneciese a todos, cada quien tomaría todo lo que pudiese y todos pelearían entre sí para defenderlo. De modo que para mantener el derecho de todos, la institución de la propiedad es esencial, pues además el derecho a la propiedad es un incentivo al trabajo y a la obligación como consecuencia de la satisfacción personal que produce. Por tanto, no debe abolirse sino moralizarse para que no se abuse de este derecho y se encuadre dentro del bien común.





10. UNA REVOLUCIÓN NO TRIUNFARÁ SI ANTES NO SE FORMA UN HOMBRE NUEVO

Nuestro país (y el mundo en gran medida) carece de personas con espíritu de auto-sacrificio y voluntad personal suficientes para convertirse en líderes y asumir plenamente la responsabilidad de sus actos. La personalidad es un valor fundamental, pues toda obra inmortal en el campo de la política, la ciencia, el arte, etc. está generalmente ligada a un nombre. Nuestro movimiento y el futuro Estado nacionalista deben alentar el máximo aprovechamiento de los dones y talentos del mexicano, haciendo resurgir en el lo mejor de nuestros orígenes guerreros y creadores.





11. EL PRINCIPIO DE LA JERARQUÍA ES LA VERDADERA DEMOCRACIA

Las grandes creaciones de la humanidad no son fruto de una masa amorfa o de una mayoría que vota sino del genio y la acción de individuos. El llamado "principio democrático" que elimina la responsabilidad de un gobernante al considerarlo un simple ejecutor de la opinión de una mayoría electoral hace del poder público un foco de mediocridad y pequeñéz de espíritu, donde el político siempre se escudará en esa "mayoría" para justificar sus actos. La resurrección de las instituciones nacionales solo será posible si la función pública es puesta en las manos de hombres y mujeres sobresalientes por su talento y altruismo, dispuestos a aceptar la autoridad, la responsabilidad y las consecuencias de sus acciones. El poder público debe dejar de ser un cuerpo de votantes y convertirse en una organización de trabajo.





12. LA ECONOMÍA ES EN SI MISMA UN MEDIO Y NO UN FIN

Consideramos a la economía como un medio al servicio del bien común, lo cual hace necesario romper con el actual sistema que hace prevalecer al dinero sobre el trabajo, condenando a los pueblos del mundo al atraso e impidiendo el desarrollo de una auténtica economía popular. La economía no es el fin del Estado, sino la consecuencia de una formación y nacionalidad sana en los ciudadanos. La economía debe orientarse a las necesidades del pueblo permitiendo al sector productivo participar de la posesión, dirección y utilidades derivadas de la misma. Solo la economía derivada del trabajo honesto puede servir al bien común. De modo que la usura, el agio, el hurto y la especulación deben ser combatidas ferozmente.





13. LA GRANDEZA IMPERIAL ES MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD NACIONAL

México fue construido por guerreros y conquistadores tanto en su pasado prehispánico como en su desarrollo enmarcado en la cultura hispánica. Nacimos a la vida independiente como un Imperio Continental de gran extensión e impregnado del ideal de grandeza forjado durante el glorioso período colonial y que nos destinaba a ser una de las naciones mas importantes del mundo. Enseñar a las nuevas generaciones sobre la grandeza perdida es condición necesaria para restaurar el orgullo nacional, pues no se puede amar lo que no se respeta y respetar lo que no se conoce. Reivindicamos la legitimidad de los Imperios de Iturbide y Maximiliano no por una convicción monárquica sino porque encarnaron las ansias de independencia e identidad propia de nuestro pueblo.





14. LA UNIDAD ES UNA CONDICIÓN NECESARIA PARA EL CAMBIO

La creación de un Estado verdaderamente mexicano que impulse la elevación de la conciencia nacional en nuestra gente y saque a relucir las cualidades de nuestros orígenes ancestrales es mucho mas importante que el iniciar una batalla a favor de una u otra forma externa (monarquía, república, federalismo, centralismo). El renacimiento nacional no provendrá de los partidos del sistema. El nuevo orden no debe fundarse en criterios dinásticos obsoletos, sectarismos religiosos ni en privilegios particulares derivados de los negocios. De igual manera, la oposición de nuestro movimiento unificador a la acción de las sociedades secretas debe ser frontal, pues son el mas fiel reflejo de la división, del egoísmo y de la subversión al servicio de los enemigos de México.





15. LOS HIJOS DE UN PUEBLO CON ORÍGENES COMUNES DEBEN ESTAR UNIDOS BAJO UNA SOLA PATRIA

La extensión verdadera de la nación, tal y como la heredamos de la Madre Patria, fue ganada por los frutos de una colonización y una evangelización. No fuimos el gran pueblo que debimos ser para defenderla pero ahora vivimos en una encrucijada. O luchamos políticamente por lo nuestro o el multiculturalismo capitalista con sede en EE.UU. terminará arrastrando al pueblo hispánico a su destrucción de la misma forma en que está sucediendo con el pueblo anglosajón. El norte del país debe volver al seno de la nación mexicana y no por una razón meramente utilitaria sino porque los hijos de un pueblo con los mismos orígenes deben estar unidos en una sola patria y un liderazgo común.





PATRIA, IMPERIO, SOCIALISMO NACIONAL

(Organización por la Voluntad Nacional)